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Los discursos más largos, los cruces más duros y los desplantes de las asambleas legislativas

Con toda la expectativa puesta en el que será el primer mensaje del presidente Javier Milei ante los diputados y senadores, un repaso a los que sucedió en las últimas dos décadas.

Por ahora, el presidente Javier Milei no se destaca por la extensión de sus discursos. Con 80 días al frente de la primera magistratura, no hay mucha experiencia de donde se pueda analizar al actual mandatario en esa materia. El antecedente más comparable es su mensaje desde las escalinatas del Congreso el día de su asunción. Esa vez habló apenas 33 minutos. También un discurso no más largo en Davos, y otro sí más extenso en su reciente viaje a Estados Unidos para participar de una convención conservadora.

Los discursos de su antecesor, Alberto Fernández, en general rondaron la hora y media. El más largo fue el de 2021, de 107 minutos. El último del exmandatario se extendió 92 minutos. El más breve fue el primero, en vísperas de la pandemia: 100 minutos.

Un análisis de parlamentario.com hecho en base a los discursos inaugurales de las sesiones ordinarias de los últimos 22 años, desde Eduardo Duhalde a Alberto Fernández, permite saber que entre todos suman 2.126 minutos, poco más de 35 horas. Un promedio de poco más de 96 minutos, algo más de una hora y media.

Para llegar a esos guarismos hay que contemplar que tenemos casos muy dispares que van desde los mensajes muy breves de Eduardo Duhalde, a los discursos XL de Cristina Fernández de Kirchner.

Precisamente quien estuvo los últimos cuatro años sentada a la izquierda de Alberto Fernández en cada apertura de sesiones ordinarias, es -previsiblemente- quien ostenta el récord en materia de extensión de discursos: conforme la regla que citábamos al principio, CFK lo alcanzó en 2015, cuando en el último mensaje de sus dos mandatos llegó a los 221 minutos: 3 horas 41 minutos. Como para dejar bien altas sus mediciones al irse y asegurarse de que sea muy difícil que algún presidente vaya a desplazarla alguna vez del primer lugar en la materia.

De hecho, quien la sucedió ni se le acercó. Mauricio Macri se caracterizaba por discursos de alrededor de una hora. Con la coincidencia de que en 2016 y 2017 habló el mismo tiempo: 61 minutos. Y en su último mensaje estuvo cerca de repetir: 58 minutos.

En cambio en 2018 sorprendió por su brevedad: 40 minutos.

De todos los mandatarios consignados en esta reseña, Cristina es la única presidenta que no leía los discursos. Y más allá del récord de 2015, cerca estuvo en 2013, cuando habló 3 horas 36 minutos. El año anterior también había superado las 3 horas en 17 minutos.

Su esposo, Néstor Kirchner, arrancó su gestión con un discurso de menos de una hora, pero ya al año siguiente, en 2005, llegó a la hora y media. Los dos años siguientes superó las dos horas.

Eduardo Duhalde en cambio, como dijimos, se caracterizaba por la brevedad de sus mensajes ante la Asamblea Legislativa que lo había ungido presidente: el primer año habló 44 minutos y en 2003, cuando le restaban dos meses de mandato, habló diez minutos menos.

El clima de las sesiones

Otro detalle a tener en cuenta para este viernes será sin duda la temperatura en el recinto. Con el presidente Milei instalado en un atril, más cerca de sus interlocutores, será todo un desafío la interacción que pueda llegar a darse.

No la pasó tan mal en la última asamblea Alberto Fernández, aunque debió soportar el canto irónico de Juntos por el Cambio “borombonbom, borombombom, para Alberto la reelección”. Los que estuvieron incómodos en cambio ese 1° de marzo fueron los miembros de la Corte Horacio Rosatti Carlos Rosenkrantz, ubicados a la derecha del estrado, que con gestos petrificados debieron soportar la andanada de críticas que el jefe de Estado le dirigió al Tribunal Supremo al que su gestión estaba desarrollando un juicio político ese año.

En esa oportunidad, los integrantes de Evolución Radical, encabezados por el senador Martín Lousteau, se retiraron cuando Fernández se refirió a la coparticipación que Nación le había quitado a la Ciudad de Buenos Aires. En ese momento también se levantó Fernando Iglesias, que le daba la espalda en su banca, para gritarle al presidente “mentiroso” y “sinvergüenza”, y se fue. No se fueron en cambio los diputados del Pro, como sí lo habían hecho en la asamblea de 2022, luego de que el presidente Fernández pidiera a la justicia investigar a Mauricio Macri, pero sí se retiraron Javier Milei, Victoria Villarruel, José Luis Espert y Carolina Píparo; más los socialistas santafesinos Mónica Fein y Enrique Estévez. Más tarde se sumarían Graciela Camaño, Florencio Randazzo y Alejandro “Topo” Rodríguez, de Identidad Bonarense. Con la salida de estos cinco, los únicos que se quedaron por el interbloque Federal fueron los tres schiarettistas.

En su discurso de 2022, Alberto reconoció que la inflación era “el gran problema de los argentinos” y la “principal preocupación del Gobierno”, y denunció “complicidad judicial con el poder económico”.

En su primer discurso ante la Asamblea Legislativa, en 2020, el dato saliente fue el estallido de euforia que causó el anuncio de Alberto Fernández de que enviaría el proyecto de legalización del aborto.

En su primer mensaje para inaugurar sesiones ordinarias, Macri también habló de inflación y atribuyó su existencia a que “el Gobierno anterior la promovió”. La característica saliente de esa sesión fue, a diferencia de los años anteriores, el toque sobrio y poco festivo, muy distinto de las ceremonias organizadas los ocho años anteriores para recibir a Cristina Kirchner. Una de las diferencias más visibles era entonces la ausencia de banderas y de militantes de agrupaciones en los palcos superiores de la cámara.

Luego de haber abogado en anteriores intervenciones contra la pobreza, poniendo a su reducción como el principal objetivo de su gestión, en su último mensaje ante los legisladores reconoció que ese flagelo había vuelto “a los niveles de antes”.

Esa fue la asamblea más caliente que protagonizó Macri. No era para menos: el FpV-PJ se había ido preparado con carteles con el hashtag #HayOtroCamino. Agustín Rossi, Leopoldo Moreau Horacio Pietragalla fueron los más duros contra el presidente.

Los primeros gestos de ironía del bloque kirchnerista no se hicieron esperar. Brotaron cuando Macri relató el mensaje de una mujer que le dijo: “Quería contarles que este año, con mi esposo, no nos fuimos de vacaciones, pero conectamos las cloacas e instalamos el agua corriente. ¡No se imaginan lo que se siente!”. A partir de ese momento, el desorden se apoderó de la sesión. Macri tuvo que levantar la voz varias veces para hacerse oír entre los gritos. Hasta que se salió del libreto para retrucar: “Los gritos, los insultos, no hablan de mí, hablan de ustedes, señores. Yo estoy acá por el voto de la gente. ¡Yo estoy acá por el voto de la gente, señores!”.

La era Cristina

“Hemos desendeudado definitivamente a la República Argentina”, proclamó Cristina Kirchner en su último mensaje en 2015. En el que por supuesto la emprendió también contra la justicia: “El Partido Judicial se ha independizado de la Constitución”, disparó.

En 2014, el radicalismo había amenazado con retirarse del recinto en caso de que la militancia cometiera “excesos”. ¿Qué hizo entonces la juventud kirchnerista? Les arrojó pétalos de flores a la oposición cuando la presidenta finalizaba su discurso”.

En su primer mensaje como presidenta, CFK habló de la energía, citándola ya no como un problema argentino, sino regional y mundial. Ahí destacó la importancia de la presencia de Venezuela en el Mercosur, a fin de “cerrar la integración energética”. El detalle le sirvió para destacar que la buena relación con Hugo Chávez, a quien no citó como sí hizo con Lula, “no es una cuestión de simpatías personales o amiguismos personales, sino un ejercicio de racionalidad para integrar y cerrar la ecuación energética de América Latina”, dijo.

Un año después, ya pasada la crisis por la 125, la Asamblea Legislativa volvió a reunir a Cristina Kirchner con su vice, Julio Cobos. Fue la primera vez tras el “voto no positivo”: no se miraron y solo se apretaron dos veces las manos. Un dato de esa ceremonia: la presidenta se olvidó de inaugurar formalmente las sesiones ordinarias.

Los tiempos, año por año

Presidente            Año Tiempo
Alberto Fernández 2023 1 hora 32 minutos
Alberto Fernández 2022 1 hora 37 minutos
Alberto Fernández 2021 1 hora 47 minutos
Alberto Fernández 2020 1 hora 20 minutos
Mauricio Macri 2019 58 minutos
Mauricio Macri 2018 40 minutos
Mauricio Macri 2017 61 minutos
Mauricio Macri 2016 61 minutos
Cristina Kirchner 2015 3 horas 41 minutos
Cristina Kirchner 2014 2 horas 47 minutos
Cristina Kirchner 2013 3 horas 36 minutos
Cristina Kirchner   2012  3 horas 17 minutos
Cristina Kirchner 2011 1 hora 40 minutos
Cristina Kirchner 2010 1 hora 36 minutos
Cristina Kirchner 2009 1 hora 11 minutos
Cristina Kirchner 2008 1 hora 15 minutos
Néstor Kirchner 2007 2 horas 16 minutos
Néstor Kirchner 2006  2 horas 6 minutos
Néstor Kirchner 2005 1 hora 30 minutos
Néstor Kirchner 2004  54 minutos
Eduardo Duhalde 2003 34 minutos
Eduardo Duhalde 2002 44 minutos

Fuente: Indice de Calidad Legislativa

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