Agosto de Pachamama: Tucumán honra a la Madre Tierra con rituales ancestrales

La tradición se vive con fuerza en localidades como Amaicha del Valle, Tafí del Valle y El Mollar, donde las comunidades mantienen vivos los rituales de agradecimiento a la Tierra por los frutos recibidos y las bendiciones que vendrán.
¿Qué se celebra?
Agosto marca el inicio de un nuevo ciclo agrícola y energético. Para las culturas andinas, la Pachamama es una deidad femenina que representa la fertilidad, la abundancia, el sustento y la vida misma. Agradecerle en este mes es una forma de reconectar con la naturaleza, con los alimentos, el agua, el fuego y el aire.
El ritual: abrir la “boca” de la tierra
El acto central del Día de la Pachamama consiste en “darle de comer a la tierra”. Se cava un pozo que simboliza su boca, y allí se depositan ofrendas como hojas de coca, maíz, vino, chicha, tabaco, frutas, comidas regionales y mensajes de gratitud. También es tradicional tomar un trago de caña con ruda macho para limpiar el cuerpo de los males del invierno y protegerse durante el año.
El fuego, el humo del sahumo y los cantos acompañan este rito íntimo y colectivo. Se trata de un momento de respeto, silencio y conexión espiritual, donde la comunidad se reúne para renovar su vínculo con la naturaleza y con sus ancestros.
Tucumán y sus raíces
En Tucumán, la Pachamama no es sólo una ceremonia simbólica. Es parte de una identidad cultural que sigue vigente. Las escuelas rurales, los centros culturales y muchas familias mantienen viva esta práctica que combina lo sagrado, lo festivo y lo comunitario.
La celebración también es una oportunidad para revalorizar el legado indígena y promover una mirada más armónica hacia el ambiente. En tiempos de crisis climática y degradación ambiental, el mensaje de la Pachamama cobra más fuerza que nunca: no se trata solo de consumir la tierra, sino de respetarla, cuidarla y agradecerle.