La pyme familiar que fabrica la bolsa que desaparece en 90 días


En el corazón del conurbano bonaerense, donde durante años se fabricaron bolsas plásticas, hoy funciona un proyecto que va a contramano de esa historia. Conciencia Circular nació en Morón en 2023, de la mano de Mauro Pasam y su hija Camila Pérez, y en menos de dos años se convirtió en un caso testigo de la transición hacia un consumo más responsable.
La idea surgió como un desafío familiar: dejar atrás el plástico y reemplazarlo por un producto que no deje huella. Así comenzaron a producir bolsas compostables elaboradas con una mezcla de caña de azúcar y almidón de maíz que, tras meses de prueba y error, lograron la resistencia necesaria para competir con las tradicionales de polietileno.
El resultado fue inmediato. Desde su lanzamiento ya colocaron más de un millón de unidades, lo que equivale a seis toneladas menos de plástico en circulación. El impacto ambiental es tangible.
Las bolsas se pueden reutilizar varias veces y, al final de su vida útil, se transforman en abono en un plazo de 90 a 180 días sin dejar rastros tóxicos
Esa combinación entre practicidad y sustentabilidad se tradujo también en resultados comerciales. En su primer año completo, Conciencia Circular facturó $22 millones, y en apenas seis meses de 2025 ya alcanzó los $20 millones. Con un promedio de tres a cuatro nuevos clientes por mes, la proyección para 2026 es duplicar la capacidad productiva y crecer un 70%.
La estrategia detrás del crecimiento se apoya tanto en la innovación como en la cercanía con el consumidor. Las ventas directas desde su tienda online les permiten ofrecer precios competitivos en un mercado donde lo sustentable suele costar más caro.
Pero además, el contacto en ferias y eventos es clave: “Cuando la gente toca la bolsa y comprueba que es igual de resistente que una de plástico, ahí se produce el clic”, explica Camila.
La pyme ya despacha pedidos a distintas provincias, incluso a lugares tan lejanos como Chubut o el norte del país, y sueña con expandirse a nivel internacional. Mientras tanto, sostienen un trabajo diario que involucra a toda la familia, con el respaldo del sello “OK Compost HOME” de TÜV AUSTRIA, y un compromiso adicional: educar a través de redes sociales sobre qué es realmente compostable y cómo sumarse a un futuro sin plásticos.