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Fracaso de la reforma electoral: ganó la burra Mansilla

La reforma electoral volvió a chocar con el poder real. No fue la oposición, ni la economía, ni la falta de tiempo: fueron los caudillos del interior los que cerraron filas para que nada cambie y el sistema siga funcionando a su favor.

«La escena de la semana»

La foto existió. La cumbre también. Gobernador, vicegobernador y presidente subrogante de la Legislatura sentados alrededor de una mesa, hablando de modernización, transparencia y simplificación institucional.

«Pero la reforma electoral no avanzó. Se enfrió. Se diluyó. Se cajoneó.»

Lo que se presentó como un debate técnico terminó siendo una pulseada de poder. Y en esa pulseada, los que mandan desde hace décadas volvieron a imponer condiciones. La Legislatura no fue un obstáculo: fue el instrumento. Y Sergio Mansilla, su ejecutor más eficaz.

«Poder y estrategia»

La narrativa oficial hablaba de “no hacer maquillaje”. El resultado fue exactamente eso: maquillaje político.

Reducir acoples sin tocarlos de fondo es preservar el negocio. No eliminar colectoras es garantizar la supervivencia del sistema que permite a los jefes territoriales seguir controlando votos, listas y lealtades. Los caudillos del interior fueron claros: sin acoples, no hay gobernabilidad local. Sin acoples, se cae el andamiaje que sostiene intendencias, comunas y legisladores que responden más a su territorio que a cualquier proyecto provincial.

Jaldo amagó con avanzar. Pero cuando llegó la hora de pagar el costo político, retrocedió. Mansilla entendió el mensaje antes que nadie y se encargó de ordenar el repliegue.

“En Tucumán, las reformas llegan hasta donde el interior lo permite.”

«Opinión pública y comunicación»

Para la sociedad, el mensaje es brutal: se promete cambio, pero se protege el sistema. “Todo sigue igual: aulas llenas de boletas, imprentas a pleno y un cuarto oscuro pensado más para confundir que para elegir.”

La reforma electoral no fracasa porque la gente no la demande, sino porque los que viven del sistema no pueden permitir que se ordene. En silencio, sin discursos grandilocuentes, el interior volvió a marcar la frontera del poder.

“El problema no es la falta de consenso, sino el exceso de conveniencia.”

«Lo que viene»

El proyecto quedará reducido a retoques menores o directamente dormirá hasta 2026. Nadie quiere hacerse cargo de una reforma que debilite a quienes garantizan votos, estructura y disciplina partidaria.

La paradoja es evidente: el peronismo tucumano habla de modernizar, pero gobierna con reglas del siglo pasado. Y cada intento de cambio muere donde siempre: en el miedo a perder control territorial.

“Reformar el sistema implica soltar poder; y en Tucumán, nadie suelta nada.”

«La reforma electoral no cayó por falta de tiempo ni de ideas. Cayó porque chocó contra el núcleo duro del poder: los caudillos del interior.»

En Tucumán, el sistema no está roto. Funciona perfecto para quienes lo manejan. Y por eso, una vez más, ganó la burra Mansilla.

FUENTE: https://quediario.com.ar/2025/12/15/fracaso-de-la-reforma-electoral-gano-la-burra-mansilla/

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