Robinson: “El Gobierno nacional debe ver cómo lograr una moneda fuerte sin atrasar el tipo de cambio, y la forma de hacerlo es la productividad»

El economista Eduardo Robinson analizó la coyuntura económica del país en diálogo con Café Prensa, enmarcando su lectura en el contexto político actual y haciendo foco en la situación del dólar, la inflación y el rol del Gobierno nacional.
“Desde hace un tiempo que en la Argentina nos condiciona vivir con una enorme volatilidad, excepto por algunos periodos cortos. Pero lo habitual es la inestabilidad macroeconómica, que condiciona las perspectivas de ahorro, cultura que hemos perdido con los años”, reflexionó Robinson sobre los hábitos económicos de los argentinos. Y agregó: “No obstante, comenzó a haber una mayor concientización de educación financiera desde una corta edad que busca incorporar la conducta financiera”.
A tan solo cinco semanas de las elecciones, Robinson planteó que el país no transita los procesos electorales con normalidad. “Observo un panorama anómalo, con una economía que arranca con variables que se descontrolan. Un movimiento que se hace en base a expectativas, que se alimenta y se refleja en las variables macroeconómicas. Concluimos la semana con un riesgo país de 1440 puntos, lo que implica que no puede ingresar al mercado de créditos voluntarios y que depende de recibir desembolsos del FMI para cumplir con sus obligaciones. No se puede reingresar a los mercados hasta no tener menos de 600 puntos de riesgo país”, detalló.
En ese marco, analizó la dinámica del dólar en tiempos de incertidumbre: “Argentina tiene dos vencimientos para principio de año y lo que se intenta es despejar el escenario financiero. Pero el dólar en Argentina es como el diluvio universal del arca de Noé: tenés que pasar la incertidumbre, y la gente tiende a comprar la divisa extranjera porque no sabe qué va a pasar y es una forma de estar mucho más tranquilo. Lo toman como un respaldo seguro”.
El economista también se refirió a la pérdida de confianza en la moneda nacional: “A lo largo de la historia, por los problemas inflacionarios, el peso es una moneda débil utilizada para transacciones, y necesita tener tasas altas para ahorrarlo. Argentina es una economía dolarizada en la práctica, que, a diferencia de otros países de Latinoamérica, no lo vive como un tema obsesivo en el que se lo observe permanentemente. Esto es fruto de una economía no estable y de no lograrse construir una moneda que permita medir el valor de las cosas”.
“En la práctica, la economía argentina debería ir fortaleciendo el peso, pero sin mermar el valor del dólar. Quitando todo lo ocurrido, lo que se debe recuperar es la moneda local, porque es la principal institución económica”, explicó respecto del rumbo que deberían tomar las políticas públicas.
Robinson también hizo mención al impacto de las bandas cambiarias en los precios y el mercado interno: “Desde abril, que se implementó lo de las bandas cambiarias y hasta fines de agosto, hubo un incremento del 14% del dólar y del 7% de inflación acumulada. El traslado a precios es muy bajo, porque los comerciantes consideran que, si no venden a precios vigentes, menos lo harán a precios más altos. Además, la apertura de las importaciones le pone un techo a la industria local, donde tenés empresas que presentan dificultades para continuar operando”.
Finalmente, planteó cuál debería ser el camino a seguir por parte del Ejecutivo: “El Gobierno nacional debe ver cómo lograr una moneda fuerte sin atrasar el tipo de cambio, y la forma de hacerlo es la productividad. Argentina lleva muchas décadas de falta de inversión y descapitalización de la economía, porque el problema es cómo capitalizarla. La visión política cortoplacista no contempla esta capitalización a largo plazo mediante la inversión y el ahorro”, concluyó.