
En el centro de la escena aparece la Asociación de Empresarios del Transporte Automotor de Tucumán (AETAT), la entidad que nuclea a las firmas prestatarias del servicio urbano e interurbano. En los últimos días, las acusaciones internas salieron a la luz pública, con señalamientos por el manejo de fondos y el reparto de subsidios. Sin embargo, el foco rara vez se posa donde duele: el modelo estructural.
El corazón del negocio
El transporte público en Tucumán funciona bajo una dependencia crónica del Estado. Tarifas que no cubren costos, empresas que reclaman asistencia permanente y un usuario cautivo que paga boletos cada vez más caros mientras el sistema recibe transferencias nacionales y provinciales. La opacidad no está en los montos —que son conocidos— sino en cómo se asignan, controlan y auditan esos recursos.
Denuncias que no cambian a los protagonistas
Entre los nombres históricos del sector aparece Jorge Berretta, vinculado al negocio del transporte desde hace años y parte de un núcleo empresario que atravesó distintos ciclos políticos sin perder centralidad. Las peleas públicas revelan internas, pero no cuestionan la matriz: el subsidio como sostén del poder empresario.
Más de veinte años con los mismos
Pasaron gestiones provinciales de distinto signo, secretarios de Transporte nacionales, planes de “reordenamiento” y anuncios de modernización. El resultado es el mismo: las concesiones siguen en manos de los mismos grupos, no hubo auditorías integrales sostenidas en el tiempo y las reglas básicas del juego continúan intactas.
Ecos de causas judiciales
Las recientes revelaciones que vuelven a mencionar retornos y porcentajes ligados a subsidios no son una novedad en la historia argentina. Tucumán no es una excepción: el sistema se naturalizó como parte del funcionamiento cotidiano del transporte. No es un desvío: es el método.
Una caja que nadie quiere cerrar
El problema excede lo judicial. Es político, estructural y cultural. El transporte público se transformó en una caja permanente, financiada por el Estado y sostenida por usuarios sin alternativas reales. Mientras el debate quede reducido a peleas entre empresarios, nada va a cambiar. Porque en Tucumán, cuando se habla de subsidios al transporte, la pregunta no es quién denuncia a quién. La pregunta es por qué, después de más de veinte años, siguen siendo los mismos.
FUENTE: https://quediario.com.ar/2025/12/24/el-sistema-de-subsidios-que-nunca-cambia-en-tucuman/




