¿CFK a la presidencia del PJ?
Crecen las especulaciones y se generan más divisiones en el peronismo.
El 17 de noviembre el partido renovará sus autoridades. Un sector del kirchnerismo empuja su desembarco. El rechazo a la rosca política de la ex presidenta y el reclamo a la dirigencia. Cristina Kirchner pide no discutir los cargos y las listas, y poner en foco las complicaciones de la gestión de Milei respecto al endeudamiento y la falta de dólares
¿Quién va a presidir el PJ Nacional? El interrogante gira y gira por las arterias peronistas. Es una pregunta que aparece y desaparece con frecuencia. No es un tema instalado en el podio de la agenda política, pero sí en la lista de discusiones abiertas que el peronismo tiene desde que dejó el poder y se encontró otra vez en el llano, aprendiendo a ser oposición y edificando una postura amalgamada para confrontar con Javier Milei.
En las últimas semanas un nombre se repite con frecuencia y es el de Cristina Kirchner. Lo impulsan en el kirchnerismo, lo rechazan en el peronismo no K y lo analizan en los bloques del medio, que son peronistas y kirchneristas al mismo tiempo. El PJ tendrá elecciones el 17 de noviembre. La idea planteada por varios sectores es la de generar una competencia, pero es posible que, como casi siempre sucede, se termine apuntando a un candidato de consenso.
El nombre de la ex presidenta es impulsado desde el kirchnerismo duro y La Cámpora. Sin embargo, en el Instituto Patria son terminantes con ese debate que se busca instalar. “Cristina está pidiendo que se debatan los temas centrales de la agenda, no los cargos partidarios. Hay muchos dirigentes desenfocados. Es una discusión equivocada la que están promocionando”, sentenciaron.
En la entrevista que CFK le dio al canal de streaming Gelatina se refirió a lo que considera que son los temas centrales que se deben debatir en la oposición. “No puede ser que el peronismo discuta solo, estamos locos. Tenemos que discutir con alguien más. Hay que discutir qué hacemos con la deuda”, planteó. En ese sentido, sostuvo: “Necesitamos que una parte de la dirigencia argentina se siente a pensar qué vamos a hacer con esta Argentina súper endeuda”.
Para la ex presidenta la discusión central está sobre ese tema, pero también sobre la falta de dólares que complica la gestión económica, el impacto en la economía doméstica del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), el endeudamiento y el posicionamiento del sistema político frente a los empresarios y el mercado. “Esa es la discusión real”, sostienen en su entorno.
La agenda de CFK no tiene escrita la discusión interna del peronismo sobre los nuevos liderazgos, ni sobre los nombres propios que deben ocupar cargos en lugares trascendentes del esquema institucional del peronismo. Por eso, si bien sabe que su nombre gira como un trompo para ocupar la presidencia del PJ, trata de correr la atención y pedirle a la dirigencia que se enfoque en construir una oposición más amplia y sólida, que permita confrontar la agenda económica y social de Milei con solidez.
Sin embargo, en el mundo K y en el peronismo la rosca política sigue activa, al igual que la posibilidad de que la ex jefa de Estado ocupe el lugar que dejó vacante Alberto Fernández, quien pidió licencia a principio de año y se retiró de la órbita partidaria hasta nuevo aviso. Hay varios dirigentes que creen que el desembarco de Cristina Kirchner en el PJ serviría para darle centralidad al partido y emparejar, en espejo, el rol que ocupará Mauricio Macri al mando de la presidencia del PRO.
Pareciera ser solo una cuestión de puestos y roles. La voz de la ex mandataria es fuerte, influyente y expansiva desde el Instituto Patria, el PJ, las redes sociales o el sillón de su casa en El Calafate. La insistencia de algunos sectores del kirchnerismo está vinculada a la desorientación que genera el desorden, la falta de un programa político uniforme y la ausencia absoluta de una estrategia de comunicación conjunta. El revuelo interno, la disputa de poder, la modernización de la agenda de temas y los daños colaterales de la derrota electoral, contribuyen al aumento de ansiedad para que haya definiciones.
“Cristina es la dirigente más representativa para ocupar la presidencia del PJ. El peronismo debe prepararse para armar un gran frente, al igual que en el 2019″, aseguró un histórico dirigente kirchnerista del interior del país. “Apuesto mi casa a que no va a ir al PJ. No tiene sentido que se meta en ese berenjenal. Es una jugada de La Cámpora para que se hable de ella y para que el kirchnerismo siga teniendo centralidad”, reflexionó un intendente del conurbano con muchos años de trayectoria.
Dentro del peronismo conviven dos posturas. Están los que creen que una presidencia de CFK calmaría la interna y ordenaría a gran parte de la fuerza política. Y están los que se oponen y advierten que su eventual llegada generaría el efecto inverso. Aumentaría la tensión interna debido a la continuidad del kirchnerismo en los lugares de poder del peronismo y frente al rechazo de muchos dirigentes del interior, que quieren dar por terminada la etapa de los K en la conducción. Y, además, sería una traba para la renovación de caras y cargos.
De esa postura se ramifica otra cuestión. Hay cada vez más dirigentes – de distintas vertientes de la coalición – que creen que la ex vicepresidenta está obstaculizando el crecimiento y desarrollo de Axel Kicillof como figura central del esquema opositor, y como proyecto latente de un liderazgo nuevo con proyección presidencial. Su aparición permanente, las acusaciones de La Cámpora y la escalada de reproches en Buenos Aires, no colaboran para que la luz esté, mayoritariamente, posicionada sobre el Gobernador.
Una de las consultoras más importantes del país midió cuál es la cercanía política que tiene el electorado con las opciones políticas que interactúan en el escenario nacional. Un 25,6% se siente cercano a La Libertad Avanza, un 19,4% al peronismo no kirchnerista, un 14,8% al kirchnerismo, un 7,9% al macrismo y un 5,9% al radicalismo. Es decir, que la porción mayoritaria del electorado opositor es afín a un peronismo no K, que son los que impulsan una renovación de figuras y formato de discusiones en la cúpula peronista. Números que se transforman en argumentos del peronismo anti K.
“La presencia de Cristina es, una vez más, La Cámpora agitando su fantasma para sostener la centralidad en la negociación”, fue la síntesis de un ex funcionario del gobierno de Alberto Fernández. Otro, que también formó parte del Gabinete, se sumó a la teoría: “Cristina desprecia el PJ. Es una salida desesperada para mantenerla en escena. Solo eso”.
Los que aceptan su llegada lo ven de otra forma. “Es una posibilidad probable que llegue. Sería positivo porque ordenaría y blanquearía la situación”, indicó un histórico dirigente del peronismo porteño. “Es la única líder con influencia real y capacidad de conducción. Sería positivo que asuma en el PJ y revitalice el partido”, señaló un peronista del interior bonaerense.
Otros ven que lo más probable es que al sillón de la presidencia del PJ llegue un gobernador y que sea a través de una fórmula de consenso, con fuerte respaldo K. El nombre que más se repite en las conversaciones peronistas es el del riojano Ricardo Quintela, conocido en el micromundo de la política como “El Gitano”. Nadie cree que Kicillof pueda llegar a la cúspide. “Los pibes no lo dejarían”, repiten en el peronismo en referencia a la dirigencia camporista.
De aquí al 17 de noviembre las especulaciones sobre el lugar que ocupará CFK y la presión que pueda ejercer La Cámpora en la etapa de definiciones, se multiplicarán sin prisa pero sin pausa. El peronismo está activo, discutiendo en cada oficina su presente y, sobre todo, su futuro. El pedido de la ex jefa de Estado para ocuparse de los temas importantes está limitado por el ruido de las peleas y el alcance real de su liderazgo. Esa es la realidad de este tiempo de oposición y desconcierto.