
Ricardo Bussi se define como “mileísta de la primera hora”, convencido de las líneas centrales del gobierno nacional, como el combate a la inflación, la búsqueda del equilibrio fiscal y la orientación internacional, pero cuestiona duramente las políticas que, a su juicio, dañan a los sectores más vulnerables: jubilados, discapacitados, universidades y salud pública.
«No puede ser que en pos del equilibrio fiscal uno se cague en todo el mundo. Hay que ajustar, sí, pero no con los jubilados y discapacitados adentro. Esto así no va más”, dijo Bussi, dejando claro que su apoyo tiene límites. Reclama atención para quienes quedan al margen de los ajustes y destaca que no habrá respaldo incondicional a ninguna medida que no contemple los derechos sociales, y marcó una línea roja entre el proyecto nacional y lo que denomina un mileísmo crítico, no servil. Reconoció ser amigo personal de Javier Milei y fundador del espacio en Tucumán.
La crítica más dura de Bussi fue contra la Libertad Avanza en Tucumán. Calificó el acto de Karina Milei en la provincia como una puesta en escena vacía y acusó de usar “prácticas del kirchnerismo” para movilizar gente, pagarlas con recursos municipales, y maquillar el acto con despliegues escénicos vacíos de contenido político real: “Fue un acto peronista. Acarrearon gente con colectivos pagos, les dieron sándwich y coca. Las mismas prácticas del kirchnerismo. Karina no tiene autoridad moral ni política. Es una operadora del desastre que está sufriendo el país”. Y agregó: “Si es un acto espontáneo, estamos de acuerdo; si se aplica la misma lógica del viejo clientelismo, no”.
Cuando se le preguntó por qué lo dejaron afuera de la estructura libertaria, Bussi no dudó: “Catalán armó todo para sí mismo. Cuando vio que éramos competencia, nos cerró el portón. Nadie se le anima. Pero a Javier lo conozco yo, y soy más garantía que todos esos juntos». Y denunció que todo el armado libertario fue digitado por el ahora ministro del Interior de la Naciòn Lisandro Catalán, a quien acusó de «cortar los puentes» y montar una lista «floja, sin experiencia y sin conexión con Tucuman».
No ahorró munición contra el candidato que hoy encabeza la boleta libertaria: “Pelli fue asesor mío, de los radicales, del peronismo, ahora libertario. Si hubiera siete partidos más, seguro pasaba por todos. No lo conoce nadie. No tiene conducción ni trayectoria. Es un oportunista.” Además, respondió con ironía a las críticas de Federico Pelli sobre vivir de la política: “Sí, vivo hace 30 años de la política. ¿Y qué? Me elige la gente. Prefiero eso a ser funcionario elegido a dedo, como él.”
La frase más fuerte de la entrevista fue cuando Bussi afirmó que en la provincia “no hay oposición”, sino una mayoría peronista que lo domina todo: “En Tucumán no hay oposición. De 49 legisladores, 32 son del peronismo. Lo que propongas no se aprueba. El sistema está diseñado para que gobierne el PJ eternamente.” Condenó la pasividad de los opositores que “no proponen, no debaten y no controlan al Ejecutivo”, lo que, para él, profundiza la concentración del poder.
Denunció que la oposición trabaja para el oficialismo, y que propuestas de unidad fueron rechazadas tanto por radicales como por la LLA: “Siempre pedimos unidad. Nos la negó Cano en su momento, después Silvia Elías, luego los mentirosos de Sánchez y Campero, y ahora la LLA. Juegan para el peronismo. Claramente.”
Bussi también denunció la existencia de los acoples como un mecanismo perverso de reproducción política: “Los legisladores son hijos del acople; no van a votar jamás contra sí mismos, van pactando para seguir manteniendo su lugar en la estructura del poder. Dicen que van a cambiar, pero mienten. No les creo nada.” Propuso reformas: cambiar la Constitución provincial, eliminar acoples, modificar el sistema electoral. Pero confesó una fuerte desconfianza: ningún peronista legislador votará jamás contra sí mismo ni contra sus intereses adquiridos.
Consultado sobre cuál es su mirada en la Cámara de Diputados el diagnóstico de Bussi sobre fue devastador: “Se dicen gatos entre ellos, se pelean como chirusas. Yo nunca vi una cosa así. Llenaron el Congreso de gente linda, mujeres con buen cuerpo, pero sin preparación ni carácter». Pidió volver a una política de fondo, con experiencia, ideas y firmeza frente al kirchnerismo y el PJ.
En cuanto a la situación económica y los pedidos de la población en su recorrida por el territorio, Bussi enfatizò: “Encuentro rostros de agotamiento, la gente está desesperada, hay hambre, recesión y la paciencia se está agotando». “La gente no tiene laburo, no puede esperar 10 años de reformas, la recesión mata, la inflación baja, pero no alcanza. O el gobierno cambia, o el plan se cae y volvemos al populismo.”
Para Bussi, el gobierno nacional marcha hacia objetivos económicos razonables, pero lo hace exagerando los costos sociales. Esa tensión parece ser el talón de Aquiles de la administración actual.
Ricardo Bussi plantea un escenario sin filtros: Tucumán atrapado por el peronismo, una oposición dócil, y una LLA llena de improvisados. Se posiciona como el único con trayectoria, propuestas firmes y decisión para hacer lo que hay que hacer. Su mensaje final fue claro:“Quiero que a Javier le vaya bien. Pero quiero que me vaya bien a mí, porque yo sí puedo defender este modelo en serio.”
Para él, no se trata solo de ganar elecciones: se trata de recuperar la institucionalidad, que las leyes sean herramientas de debate, no lanzamientos de decretos.
 
				










 
					 
					


